Lionel Messi suele tener un nivel superlativo, algunos escalones por encima de los demás. Es determinante, se luce en cada partido en Barcelona y, aunque en la Selección Argentina siempre le costó un poco más, era y es por escándalo el futbolista más importante. En esa línea futbolística siempre se dijo que el equipo no lo respaldaba con su nivel en el campo de juego, que no había socios en el plantel y que “jugaba solo”.
En paralelo, se le reclamaban pequeñeces que poco tienen que ver con lo que sucede dentro de la cancha: que no cantaba el himno, que no demostraba carácter en los partidos, que sus declaraciones no tenían un contenido potente, que no se quejaba de los arbitrajes, que no desafiaba a los poderosos… Le pedían que jugara como Messi y fuera como Diego Maradona.
Pero desde esta Copa América a todas esas quejas generalizadas hay que escribirlas en pasado, porque a los 32 años Lionel fue Diego por unos días.
La Pulga no tuvo un gran desempeño en el certamen: fue más terrenal que de costumbre, pero tuvo compañeros que dieron la cara por él. De todos modos, el 10 levantó el nivel en los últimos dos partidos, dios asistencias, se hizo eje.
En consonancia con esto, mostró su faceta maradoniana. El primer síntoma fue en el partido ante Venezuela cantó el himno y, frente a Brasil, lo gritó con euforia. Algo que no se había visto hasta el momento. Pero en esos duelos cruciales -desde Qatar hasta el tercer puesto- se vio un Lio lleno de carácter, pidiendo todas, reclamándole a los árbitros, dándole indicaciones a sus compañeros.
Pero tras la eliminación a manos de la Canarinha explotó como nunca antes. Hubo polémica por la decisión de Roddy Zambrano de no acudir al VAR en dos jugadas que eran penales argentinos. Entonces el rosarino se descargó: “Se cansaron de cobrar boludeces y hoy no fueron nunca al VAR. Nos inclinaron la cancha”. Sí, en un tono maradoniano.
Llegó el último duelo para la Albiceleste; fue por el tercer puesto frente a Chile. Se puso picante y Lionel tuvo dos cruces con Gary Medel. A los 37, la pelota se fue por línea de fondo; el 10 le puso una mano en la espalda al defensor, que reaccionó mal y lo empezó a pechar. En una decisión insólita, Mario Díaz de Vivar echó a los dos. En fin, los de Lionel Scaloni ganaron 2 a 1, pero el capitán no acudió a recibir la medalla del tercer puesto y en rueda de prensa explicó los motivos: “No fui por todo un poco, no tenemos que ser parte de esta corrupción. Nos impidieron estar en la final. Lamentablemente veo que la Copa está armada para Brasil”.
Sí, adentro de la cancha hubo un Messi terrenal que afuera se transformó en Maradona.
¡Mirá sus declaraciones completas!