Por Roxana Toral – @roxytoral
Desde el pasado 19 de marzo rige en la Argentina el aislamiento social preventivo y obligatorio, dispuesto por el Gobierno, para frenar la propagación del coronavirus en el país, donde hasta la mañana de este miércoles 1 de abril se registraron 1054 casos confirmados y 27 fallecidos, cuya edad promedio es de 68 años.
El avance de la pandemia en el mundo lleva a experimentar incertidumbre, vulnerabilidad y temor. Todo esto provoca un aumento de las hormonas del estrés, con lo cual las emociones se intensifican.
“De golpe el mundo cambió y tenemos que adaptarnos”, afirma la Dra. Laura Maffei (MN 62441), médica endocrinóloga, en diálogo con NET TV, sobre la forma en que impacta en nuestro cuerpo esta situación que potencia la reacción al estrés y que responde a las características del acrónimo C.I.N.E (pérdida de control, imprevisibilidad, novedad y afectación del ego).
“Experimentamos ansiedad, tenemos pensamientos catastróficos, sombríos, negativos. Aparece el miedo, que puede llevar al pánico si no lo sabemos manejar”, advierte la especialista.
Pero, aclara que el estrés no es malo. “Es necesario un cierto nivel de estrés, para poder percibir la amenaza alrededor nuestro. Cuando vemos a esa gente que sale, a pesar de la cuarentena, es porque no registran realmente la amenaza y eso no está bien. Tampoco hay que llegar al otro extremo, conformado por los que llenan cinco carritos en el supermercado. Ellos tienen que calmar esa ansiedad”, agrega.
Algo similar ocurre con el miedo. No es negativo experimentarlo, ya que estamos atravesando un momento crítico y el miedo ayuda a buscar una solución. Pero el problema se da cuando se vuelve excesivo y se transforma en pánico, que es “inoperante, paralizador y no nos permite buscar una salida”.
“Van a salir adelante aquellos que logren tener un grado de miedo, de alerta, pero que logren bajar la ansiedad, la tensión y aprendan a ser resilientes”, asegura Maffei.
Adultos mayores, los más afectados
Los adultos mayores no solamente están en el grupo de riesgo de contraer complicaciones graves frente al COVID-19, sino que además son más vulnerables a sufrir estrés crónico porque “tienen mucho menos posibilidad de control”.
“El adulto mayor es el más frágil y hay que ir hacia él. No siempre pide ayuda. El estrés tiende a encerrarte, por eso hay que ir hacia ellos”, es la recomendación que da la doctora.
En estos momentos se vuelve trascendental ser solidarios, como se ha visto ya en algunos casos en los que los más jóvenes se ofrecen a realizarle las compras o trámites a las personas de edad avanzada.
La doctora sostiene que eso no solamente beneficia a quien recibe el favor, sino a quien lo hace.
“Acá no se sale solos, se sale siendo solidarios. El efecto Madre Teresa expone que al ser solidarios se baja el nivel de cortisol de cada uno. La salida para que esta economía no se quiebre del todo es que seamos solidarios con los adultos mayores”, añade.
También les aconseja practicar hobbies, que busquen mantenerse en contacto telefónico con sus seres queridos y estimulen su creatividad.
Actividades que permiten controlar el estrés
En medio de esta situación, cada uno de nosotros debe poder controlar los niveles de estrés, a través de las actividades que realicemos y la forma en que nos organicemos a este nuevo estilo de vida, en el que debemos permanecer la mayor parte del tiempo en casa. En ese sentido, la especialista recomienda lo siguiente:
- Hacer actividad física dentro de la casa. Esto permite liberar la energía que produce el estrés.
- Tomar un rato para hacer algo que requiera concentración y nos dé placer. Esto hace que la oxitocina aumente.
- Poner música y bailar.
- No estar todo el día viendo noticias. Media hora es suficiente para estar informados.
- Cantar, ya que esto nos lleva a respirar, hace que se mueva el diafragma. Al cantar inspiramos más corto y expiramos más largo de lo que normalmente lo hacemos, con lo cual mandamos al cerebro información de que no hay una amenaza.
- Organizar el teletrabajo. Requiere control y diálogo.
- No quedarse todo el día en la cama.
- Organizar el tiempo familiar. Establecer momentos para que cada integrante del núcleo familiar esté solo, respetando la individualidad de cada uno.
- Tener una alimentación sana.
- Conectarse con familiares y amigos a través de las redes sociales. En estos momentos se convierten en un contacto muy importante.
Si la persona se siente desbordaba por esta situación, Maffei recomienda buscar ayuda. La Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires está brindando soporte a quienes así lo requieran, a través de este contacto: