Las medidas de prevención para evitar la propagación del coronavirus se llevan a cabo con rigurosidad y el fútbol argentino no fue la excepción -al menos desde el punto de vista de un caso que no resistía análisis-.
Es que el árbitro Nicolás Lamolina y el asistente Pablo González no dirigieron el último fin de semana como parte de esta precaución. Es que ambos impartieron justicia en el 3 a 0 de Flamengo sobre Barcelona de Ecuador, el último miércoles, por Copa Libertadores. Lo alarmante es que Mauricio Gomes de Mattos, vicepresidente del club brasileño, dio positivo de COVID-19. El directivo había viajado a España y regresó a su país con la afección.
Por eso, la Dirección Nacional de Árbitros decidió que a Lamolina lo reemplazara Hernán Mastrángelo en Lanús vs. Argentinos; y que Eduardo Lucero hiciera lo propio con González en Huracán vs. Talleres.
Ahora deberán realizarse los estudios pertinentes y permanecer en cuarentena, dado que no saben contrajeron el virus: los síntomas comienzan a manifestarse en el cuerpo entre tres y cuatro días después de haber sido contagiados.