Este lunes falleció José Luis Brown, uno de los exfutbolistas más queridos del país. Es que todos los que lo conocieron destacaron su calidad de ser humano y, además, escribió una de las páginas doradas del deporte nacional.
Abrió el marcador en el 3-2 sobre Alemania en la final del Mundial 1986 y además disputó buena parte de ese encuentro lesionado, con el hombro luxado. Pero también dejó una huella en cada club en el que jugó, especialmente en Estudiantes, donde es ídolo.
El Tata fue campeón con el Pincha en 1982 y 1983; un fiel representante de la escuela de Carlos Bilardo, su mentor. Tanto es el cariño que le tuvo al club, que en un homenaje fue contundente.
“Para mí, Estudiantes es mi vida. Mirá, en aquel sitio, mi familia sabe que el día que yo me muera, me tienen que enterrar ahí”.