El mercado de pases de mediados de 2019 fue una bomba para el fútbol argentino: Daniele De Rossi se incorporó a Boca. Anotó en su debut, aunque luego las lesiones lo tuvieron a maltraer; el 6 de enero de 2020, decidió colgar los botines y regresar a Italia a vivir. Ya lejos de la pelota y del Xeneize, el mediocampista campeón del mundo dialogó con la revista GQ y fue absolutamente sincero.
“Mi verdadero retiro fue el último día en Trigoria (centro deportivo de la Roma). Al salir de mi habitación para ir al Estadio Olímpico, pensé: ‘Es la última vez que cierras esta puerta’. Y en ese momento empecé temblar. Fue devastador. Tengo 36 años, el cuerpo está desgastado, tengo suficiente dinero, por todo eso decidí que lo mejor era volver”
Claro que enseguida se refirió a su paso por el club de La Ribera, donde lo recibieron como a un rey. “Boca siempre ha sido un sueño para mí y fue un honor estar allí. Todos los días me sentía feliz en el club y sigo en contacto con algunos compañeros. Fue una experiencia que me dio mucho desde lo humano. Siempre llevé el deseo de jugar en la Bombonera. Fuera de Roma, Boca era el club ideal y me quité el deseo de jugar allí”, afirmó.
Sin embargo, no pudo evitar hacer mención a sus últimas jornadas en la entidad xeneize, donde debió solicitar un permiso especial. “Aquellos días finales en Buenos Aires han sido tristes. La licencia, la mudanza, la idea de dejar un país como Argentina donde la pasé muy bien”, cerró.
Mirá una de las últimas conferencias de De Rossi en Boca.