En los últimos días, Carlos Tevez instaló un debate: “Los futbolistas podemos vivir seis meses o un año sin cobrar”. Evidentemente se expresó mal, dado que esa situación la viven los de su categoría, tal vez. Más abajo, desde clubes chicos de Primera hasta todos los del Ascenso, pagan sueldos que a los jugadores les alcanza para vivir al día. Si no, pregúntenle a Darío Carpintero.
El defensor de Sacachispas trabaja como recolector de residuos para llegar a fin de mes. Y el coronavirus lo preocupa, lo tiene más alerta que nunca por varios motivos. “Hace nueve meses tuve Gripe A, claro que estoy asustado, tengo miedo. Estuve internado una semana, aislado, no tenía fuerzas ni para levantar el teléfono”, empezó. Y, en diálogo con Olé, agregó una dosis de humor: “Ya anticipé esta cuarentena, je”.
Su situación es seria. Todos los días transita las calles de Liniers y de Mataderos, pero cuando llega a casa empieza la peor parte: “Está mi esposa con lavandina, un trapo y alcohol. Trato de no preocupar a nadie, pero no puedo saludar ni a mi nene ni a mis perritos, no es nada fácil, uno no sabe lo que puede pasar”. La principal preocupación es por su familia, claro. Su pareja y su hijo son asmáticos, lo que los transforma en personas de alto riesgo en caso de contraer el virus.
Acerca de su trabajo fue claro. “Estamos obligados a estar, corro el peligro de contagiarme y llevarlo a mi casa. Las medidas tendrían que ser aún más duras, hay mucha juventud en la calle”.