Gonzalo Higuaín es un futbolista de primer nivel mundial. Reconocido por sus colegas, entrenadores y dirigentes, ha alcanzado un lugar de privilegio a fuerza de entrenamientos, buenas actuaciones y una frecuencia goleadora indiscutible.
Una década en la Selección Argentina lo hizo jugar tres Mundiales. Con la camiseta albiceleste convirtió 31 tantos en 75 presentaciones -sexta marca histórica-, pero los fallos en las finales de Brasil 2014 y de la Copa América de Chile 2015 hicieron que varios fanáticos pusieran en duda su jerarquía y su continuidad en el equipo. A raíz de ello, la cara de Higuaín se convirtió en un meme constante: no importa la fecha, la situación o el contexto, pero “los tiros desviados” del Pipa se recuerdan en modo de chiste y, según varios mensajes de usuarios de redes sociales, con intenciones hirientes.
Sin embargo, él sigue haciendo lo que mejor le sale: goles. Debutó en River y, tras 15 tantos en 37 partidos, dio el gran salto. Real Madrid lo compró y allí se lució con 122 gritos en 264 encuentros, peleando la titularidad con estrellas como Raúl González Blanco, Ruud Van Nistelrooy y Karim Benzema, entre otros. Pasó a Nápoli, donde se convirtió en ídolo por sus 92 dianas en apenas 147 juegos, pero los hinchas lo condenaron por elegir a Juventus como siguiente destino. En la Vecchia Signora también dejó una huella, con títulos y 55 anotaciones en 105 duelos. Los últimos seis meses no fueron tan exitosos en Milan, donde gritó 8 veces en 22 presentaciones. Justamente los fanáticos rossoneros se rieron de él por cierto sobre peso y por esconder un paquete de Nutella que tenía en su mano cuando se tomaba una foto.
Ahora, su nueva chance está en Chelsea, con Maurizio Sarri como entrenador -ya lo tuvo en el equipo napolitano-.
Gonzalo Higuaín hace goles y desfila por los clubes más grandes del mundo para acallar a aquellos que se burlan por haber fallado un par de situaciones de gol.