La intimidad de la Selección femenina en el Mundial, entre mates, cumbia y play

La Selección Argentina femenina hace historia en la Copa del Mundo: en su tercera participación sumó un punto ante Japón (0 a 0), algo nunca antes logrado. Por la segunda jornada cayó por 1-0 ante Inglaterra y en la última fecha enfrentará a Escocia, aún con chances de clasificar a octavos.

Pero no existe un progreso sin compromiso: son parte de la revolución que se lleva a cabo en el país respecto a ciertos estigmas y así lo asumen también dentro de la cancha. Si bien es necesario estar enfocado en la competencia, también lo es tener momentos de dispersión, de relajación y algunos espacios para compartir tiempo con seres queridos.

El plantel que conduce Carlos Borrello tiene muy buen humor. Pocos medios argentinos viajaron a cubrir el torneo, por lo que las chicas están tranquilas la mayor parte del tiempo, además de que el operativo de seguridad no es tan invasivo ni restrictivo, y dialogan sin apuro en el lobby del hotel, sea en el Meliá La Défense de París o en el Barriere Le Royal de Deauville.

Los días de las jugadoras son generalmente iguales. Desayunan en el hotel y luego el entrenador les da una charla en la que analizan a las rivales a través de videos. Cuando esta última parte del trabajo no está pautada, las chicas cuentan con unas horas libres.

Sí o sí, a las 12:30 hs. deben almorzar. Luego tienen un rato para dormir la siesta y entrada la tarde deben presentarse a entrenar, como cada día. Un detalle: para ir al campo de práctica, se trasladan en micros de la FIFA, aunque sin custodia policial.

Luego de los ejercicios dispuestos por el cuerpo técnico, llega el momento de la dispersión. Mucha cumbia y reggeaton suenan en las habitaciones, mientras no pueden dejar de competir: juegan mucho a la Play Station. Las que suelen dominar son Dalila Ippólito y Aldana Cometti.