Neymar sabe ponerle picante a un partido. Los rivales lo buscan, lo golpean, y él no rehuye de los cruces. Va de vuelta. Pero lo que hizo en el último partido de la Copa de Francia de su equipo, el Paris Saint-Germain, fue aplaudido y catalogado como “la mejor venganza de Ney”.
El amigo de Messi lideraba a su escuadra en el que acabó siendo un triunfo por 2 a 0 ante el Estrasburgo. Pedía la pelota y no se la podían sacar. Así fue como en una jugada en la mitad de la cancha recibió tres infracciones consecutivas por parte del tunecino Moataz Zemzemi, todo en la misma secuencia. Neymar no quedó conforme con el pitazo de la falta y fue a encarar a su verdugo. Y prometió venganza.
En la siguiente jugada el brasileño recibió en el centro del campo y encaró a Zemzemi. Y vino la magia: lanzó su característica “bicicleta”, “lambretta” para los brasileños, y le pasó el balón por sobre la cabeza. El del Estrasburgo acabó en el suelo, mientras Ney eludió a un jugador más con un sutil golpe de cabeza, para sacar finalmente un remate desviado. ¡Hubiese sido un golazo!
Posteriormente Neymar debió abandonar la cancha, lesionado, víctima justamente del juego brusco.