Los jóvenes con mucho talento sienten el rigor de los más grandes cuando comienzan a entrenarse con el primer equipo. Claro que también fue el caso de Lionel Messi y así lo contó Thiago Motta.
El italiano debutó en 2001 en Barcelona y relató: “Leo es un amigo. Pero el primer día en una práctica le entré durísimo, le pegué una patada y vino su padre a retarme, a echarme la bronca y decirme que me había excedido. Era la única manera de frenarlo, je…”.
Aún en diálogo con La Gazzetta dello Sport, el mediocampista que pasó por Atlético de Madrid, Genoa, Inter y PSG, donde se retiró en 2018, agregó un secreto sobre el plantel culé de esa época: “Los entrenamientos eran la guerra, cada balón que tocaba me gritaban todos a la vez, me la pedían todo el tiempo. ¡Y cómo entraban, qué dureza! Puyol me aconsejó que hiciera lo mismo y desde ahí me respetaron”.
¡Mirá el último partidazo de Messi en Barcelona!