Aníbal Pachano reveló cómo pudo salir de las adicciones

El bailarín se expresó sobre las distintas etapas de su vida en que las drogas formaron parte de su camino, y que hoy no las elije.

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El coreógrafo y director teatral Aníbal Pachano manifestó una parte suya muy íntima, relacionada a distintos períodos de su vida donde se vio ligado a ansiedades, adicciones a las sustancias y al trabajo.

“La adicción tiene que ver con la ansiedad, con situaciones de vida que no solamente pasa la adicción por la droga”.

El artista alegó que toda adicción tiene un origen. El de él se remonta a una situación familiar cotidiana y nociva de cuando su padre era adicto al cigarrillo y al alcohol.

“Esas cosas se van transfiriendo. Yo empecé a fumar a los 14 años, haciéndome el gracioso. Terminé fumando dos atados diarios en un cuerpo diminuto. Era una nicotina que caminaba”, confirmó.

Luego, contó que cerca de sus 12 años, tuvo que comenzar a trabajar arduamente para ayudar a su familia.

Agradecimiento transformado en obligación, y luego en obsesión. 

“Cuando llegué a Buenos Aires, en el año 69, mis viejos habían perdido absolutamente todo, entonces yo tenía la responsabilidad de salir a laburar porque mi viejo era muy grande… Trabajar, ir al colegio, tener dos laburos para tener que bancarme y estudiar, también me generó una obsesión. Y esa obligación que yo tenía de devolverle a mis viejos todo lo que me habían dado”.

También se refirió al consumo de marihuana como “una sensación maravillosa”, que le ayudaba a motivar su lado creativo, cuando se encontraba en situaciones sociales.

Por otro lado, la cocaína vino de la mano sus épocas más exitosas. La definió: “Droga negra y oscura“.

“En un momento empecé a sentir una necesidad de hacer algo que no me llevaba a ningún lado. No era que me conectaba con algo divertido, sino que me conectaba con una parte oscura. Me empecé a dar cuenta de que me deprimía, que me enmudecía. No era la sensación de la marihuana… Tardé mucho tiempo en salir”, reveló Pachano en entrevista con el ciclo Seres Libres.

Y continuó: “Me empecé a sentir mal, con mucha angustia, me ponía nervioso, a veces me peleaba. Ya soy caracúlico y enojón. En realidad estaba enojado conmigo, ¿con qué necesidad estaba haciendo esa pavada?, pero no lo podía resolver. Para las personas que escuchen o miren, sí se puede. Todo se puede”.

“Me di cuenta que es pérdida, no es ganancia”, agregó.

Y finalmente, comentó en qué punto se dio cuenta de que aún tenía retorno.

“Una noche a las 4 de la mañana dije: ‘Esto se terminó, todo esto se terminó’. Me acuerdo que ordené mi casa… De la misma manera que cuando me enteré que tenía HIV, en el 2000, que me conecté con una flor, y dije: ‘La vida es eso, tiene color’. Y en este caso me conecté con el humor, si llegué hasta acá no era responsabilidad de nadie, más que de mí, y de esta tenía que salir como sea”.

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