Cuando tenía 12 años, Ailén Bechara indagó en la computadora de su papá y se enteró de algo que nadie sabía: era homosexual.
La actriz comenzó -como invitada a PH, Podemos Hablar– su relato con naturalidad, pero llamó la atención que su tono y endereza se descarrilaran con el transcurso de la historia: “Con mi papá tuve una relación muy especial, pasaron tantas cosas… No sé por dónde empezar, pero, para resumir, cuando era chica descubrí que se mensajeaba con un hombre que era un tío prácticamente, era un profesor de mi pueblo (Darregueira). En ese momento no entendía nada, la cabeza era otra y no se hablaba de lo que se habla hoy. Entré a unos mails, porque era re curiosa, y vi que se decían cosas de amor. Yo era una nena y no entendía”.
Enseguida, Ailén explicó que su vida cambió de repente, que tuvo que crecer de golpe y que su mamá lo supo, “se enteró todo el pueblo, fue tremendo”. A ello agregó que la familia “la remó” y se desmembró cuando ella se fue a estudiar a Buenos Aires; sus padres pudieron divorciarse.
Parecía no estar molesta, pero reveló que en algún momento sí lo estuvo, pero no por la orientación sexual de su padre, sino por no haberlo charlado: “Él nunca me lo pudo blanquear. Una sola vez me dijo algo, pero nunca se autodefinió. Yo me enojaba mucho porque sabía“. Su papá falleció cuando ella estaba embarazada, pero mantuvieron un diálogo que para Ailén fue importante. “Antes de morir, me dijo que nunca quiso hacerme sufrir, que nunca hizo nada con mala intención”, contó con emoción.
Finalmente, la participante del Súper Bailando admitió que el psicoanálisis la ayudó muchísimo. “Cuando pasó todo esto, mi mamá me mandó a terapia. Mi psicóloga me salvó la vida. Me abrió la cabeza, me decía que mi papá siempre va a ser mi papá, tenga la orientación sexual que tenga. Aprendí a aceptarlo”.