Muchos son los mitos que envuelven a Marilyn Monroe, la icónica artista que falleció el 4 de agosto de 1962 a raíz, presuntamente, de un suicidio, dado que fue encontrada en la cama con varias botellas y pastillas a su lado.
Pero algunos de ellos fueron desterrados por Fred Lawrence Giles, quien escribió una biografía de la actriz estadounidense. En ella reveló varios secretos, pero uno de los más rimbombantes tiene que ver con lo sucedido el 20 de julio del año de su muerte.
Ese día, Monroe ingresó al Hospital Cedars of Lebanon con un seudónimo para que le practicaran un aborto. La agente de prensa de la celebridad lo detalló: “Marilyn estaba realmente embarazada. Su estado mental debería ser inimaginable. Habían pasado tres meses desde su última reunión íntima con el presidente John Kennedy y sólo algunas semanas desde la última vez con Bobby, su hermano”.
El 30 de julio, la célebre artista llamó a Bobby, pero se desconoce de qué fue el diálogo. Sin embargo, el 3 de agosto se reunieron los dos y algunos amigos más en el restaurante favorito de Marilyn, donde ella se mostró agitada y nerviosa, según relata el autor del libro. Al día siguiente, se quitó la vida.
En torno a los días previos al aborto, cabe destacar un apartado de Giles: “Durante todo julio, Monroe hizo varias llamadas telefónicas al Edificio de Justicia en Washington y, cuando Bobby estaba fuera de la oficina, Angie Novello -su secretaria- habló con ella”. Claro, la referencia es a la sospecha de que el padre de su niña o niño fuese de Robert y no de John, como se especulaba inicialmente.