El Museo de Maquillaje de Nueva York dedica su primera exposición a las prácticas de belleza de los años 50, con el título “Jungla rosa: el maquillaje de los años 50 en EEUU”. Esta exhibición revela los estrictos rituales que seguía la diva Marilyn Monroe por indicaciones de su dermatólogo Erno Laszlo en un documento que data del 17 de marzo de 1959.
El médico le recomendó evitar las nueces, chocolate, aceitunas, almejas y las ostras. Sin embargo, Monroe podía consumir leche, helados, huevos, filetes e hígado. Además, Marilyn consumía zanahorias crudas en abundancia.
Al despertar, la hermosa artista debía limpiar su rostro con agua y jabón de barra Phelityl Cleansing elaborado a base de aceites naturales y ácidos grasos esenciales. Luego se aplicaba el tónico neutro Normalizer Shake-It con algodón para continuar con la crema Phelitone en pequeñas cantidades en la zona de los ojos y finalizaba con el hidratante en polvo facial Duo-pHase.
En la noche, tenía que limpiarse la cara, los labios y el cuello con aceite de Phelityl; después aplicarse la crema Phelityl.
En efecto, el radiante cutis de Marilyn Monroe era producto de tanto de sus agraciados rasgos como de estrictos cuidados.