Orange is The New Black ya tiene disponible en Netflix su séptima y última temporada y los fans lo celebran pero a la vez lo lamentan, ya que se termina una serie que marcó tendencia y que conmovió a la comunidad LGBTIQ.
OITNB nació en 2013, cuando Netflix no tenía el poderío actual y lanzaba sus primeras series, como House of Cards. Ambas generaron un fenómeno hasta ese entonces poco común, y es la famosa “maratón” de capítulos que hoy todos consumen en horas cuando se estrena la temporada de algún título de moda. Orange logró captar con su trama a una enorme y variado público alrededor del Mundo con la historia de amor de Piper y Alex, dos reclusas que cumplen condena en una prisión federal en Estados Unidos.
La trama de la serie y la historia de los personajes cruzaron líneas de clase, raza, sexualidad y género, y mezclaron comedia y drama de manera constante. Además, logró, como pocas series, una gran cantidad de estrellas en su elenco. Sin spoilear, algunos fans aseguran que la última temporada es la mejor y más fiel a sí misma. ¿Será así?
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