El apodado “peluquero de los famosos”, Rubén Orlando, contó cómo fue uno de los momentos más duros de su vida.
Reveló que su niñez fue muy difícil y con una gran pobreza: “Mi vieja era la peluquera del pueblo. Y éramos pobres de verdad, no como ahora que todos tienen celular. Nosotros no teníamos nada: ni televisión”.
Luego llegó a Buenos Aires con su familia y decidió continuar con el legado de su madre y estudiar peluquería donde Miguel Romano fue un referente en su carrera: “Me llevó a colocarle ruleros a Tita Merello y a toda la gente de esa época”.
Abrió su primera peluquería junto a su hermano y fue iniciando camino en el mundo del espectáculo hasta tener 32 locales a su nombre, relacionándose y trabajando para figuras del calibre de Carlos Monzón, Diego Maradona, Paloma Picasso y Alain Delon.
El decaimiento de su carrera comenzó con una historia mezclada con la política. Él salía con la actriz Cristina Lemercier, que estaba con un ex presidente: “Un día me vinieron a decir que me tenía que alejar. Ella ya estaba separada de su marido que era el hermano de Palito Ortega. Decidimos no separarnos. Y, a partir de ahí, me empezó a seguir la AFIP. Me estrellaron“, confesó.
El coiffeur confesó que en ese momento tenía “el ego muy alto” y creía que nada le podía pasar.
Sin embargo perdió gran parte de lo cosechado en el país tras haber sido intervenidas sus cuentas en los bancos de Argentina y tuvo que irse a Brasil donde pasó casi 11 años de vendedor ambulante en una favela: “De un día para el otro no tenía para comer”.
Allí fue cuando nacieron sus pensamientos más oscuros: “Cuando tomaba algo para dormir decía: ‘Ojalá no despierte’. Porquepor ahí no me daba el coraje, o como se dice ‘los huevos’, para pegarme un tiro. Pero sí para tomar una pastilla y no querer despertar. Eso lo pensé muchas veces. Si digo que no, miento”.
Hoy vive en Argentina desde el 2010 y posee una peluquería en el Barrio 31.