Pasó el fin de semana y Aylen desayunó con sus compañeros, aunque se largó a llorar.
Es que, más allá de sus conocidos problemas familiares, se siente mal por no tener el apoyo de su mamá a la hora de hacer el tratamiento.
Por eso, recibió la ayuda de sus colegas, además de el oído de la psicóloga.
Mirá qué contó Aylen.