Anoche, los participantes disfrutaron de su permitido. O no: es que se restringieron por miedo a caer en la tentación de no frenar.
Mostraron su preocupación y Rocío rompió en llanto al contar sus sentimientos: “No me gusta mi cuerpo desnudo”.
Pablo Bragale visitó el estudio para mostrar cómo se encuentra hoy. Comenzó el tratamiento con 227 kilos y ahora pesa 84.
Claro que sobre el final hubo batalla en la cocina: Paco Almeida hizo un kiosko saludable, mientras que Sergio Verón preparó alfajores de dulce de leche y chocolate.
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