En el país existen 1,3 millones de hectáreas de bosques implantados principalmente con pinos y eucaliptus. Esa superficie permite satisfacer la demanda pero todavía hay mucho potencial para desarrollar.
Mercedes Omeñuka, prosecretaria de FAIMA explica que “la industria comienza en el vivero con el plantin. Es una actividad a largo plazo, no es para ansiosos. Para que un árbol entre en periodo de corte hay que esperar mínimo diez años. y según el destino, puede demandar 18 o 20 años”.
Daniel Vier Zanelli, vicepresidente de Federación señala que “los niveles de crecimiento y la velocidad de forestación no tienen parangón en ninguna parte del mundo”. Es por eso que el empresario considera que “deberíamos tener una revolución de la industria forestal”.
Los obstáculos que impiden el despegue del sector tienen que ver con tres factores. “Tenemos una gran preocupación en el sector por lo que hemos sufrido por las quemas y los incendios que ha generado pérdida de materia prima” afirma Omeñuka. Pero existe otro motivo de preocupación en el rubro. “La ley de promoción forestal que le devuelve al productor lo invertido en la forestación no tiene fondeo” cuenta la economista. Esto necesita “una solución ya” porque hace que “no haya incentivos para reforestar”.
Por otro lado, esta falta de estímulos sumado al bajo precio de la materia prima en el país genera que los pequeños productores se reconviertan y abandonen el rubro. Como conclusión, “no se está reforestando en la misma proporción en la que se tala” explica Omeñuka.