Martín González ingresó a la prisión finalmente y tuvo que pasar por todos los humillantes controles; en su solitaria celda recuerda sus mejores momentos, en los que disfrutó de grandes lujos y piensa en su oscuro presente.
Amparo está harta de su amante Silvio y quiere acabar con él; le lleva un sospechoso té que podría tener los mismos resultados que la comida fatal que le dio a la esposa de quien solía ser su chofer.