Cuando llega noviembre, el Paraje Playadito hace una magnífica fiesta donde la alegría, la gastronomía y la fe se dan cita en un ambiente familiar y divertido. La celebración en honor a Santa Catalina reúne a todo un pueblo que celebra con alegría su devoción por la santa.
En la realización de esta gran fiesta se prepara un buen asado con ensalada. Para ello se necesitaron 37 novillos, 40 kilos de zanahorias y 30 docenas de huevos duros. Para el fuego se utilizó madera del monte mezclada con eucalipto porque “le da aroma y sabor a la carne”.
Todos los alimentos provienen de donaciones de los habitantes del pueblo y todas las personas que se encargan de preparar la comida lo hacen ad honorem. Toda la localidad colabora para que la fiesta sea un éxito.
Gino, uno de los colaboradores del evento, es muy devoto de la santa. “Yo estuve muy enfermo, la gente del pueblo lo sabe. Gracias a Dios y a Santa Catalina estoy sano y estoy vivo” afirma emocionado mientras no pierde de vista la carne que puso en la parrilla.
Luego del multitudinario almuerzo es el momento del baile. Todos los comensales llenan la pista y las parejas se animan con el chamamé mientras se escuchan los gritos sapucai y el inconfundible sonido del acordeón.