La consagrada “Madrina”, Griselda Blanco, estaba en su boda con el capo de la mafia italiana, quien la obligó a casarse al secuestrar a su hijo, pero lo mató en plena ceremonia.
Griselda tomó a su bebé, mató también a los secuaces del poderoso narcotraficante que se convertiría en su tercer marido (aunque continua casada con Antonio) y con quien competía por la distribución de cocaína, luego huyó.