Julián Cárdenas: “El problema de esta pandemia es que atacó directamente la felicidad”

El investigador profundizó sobre los impactos en las relaciones sociales que generó el Covid.

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Julián Cárdenas, investigador y profesor de Sociología, fue entrevistado por Jorge Fontevecchia en Periodismo Puro para hablar sobre el quiebre de los vínculos durante el encierro, la cohesión de las elites empresariales en América Latina, y también realizó un análisis sobre las redes sociales y su apego en la actualidad.

Cárdenas enseñó en la universidad Freie Universität de Berlin donde combinó distintos métodos de investigación, siempre ligados al estudio de las personas, en grupos y en solitario. Por eso resaltó que su profesión tiene mucho que aportar en los tiempos que corren: “En un momento en el que las relaciones sociales son clave especialmente para evitar el contagio, los sociólogos tenemos mucho que decir en las medidas que se tienen que tomar y sobretodo en el tipo de investigación que se tiene que hacer”

Además se refirió a las decisiones gubernamentales respecto a la vacunación, ya que se tiene como prioridad la aplicación sobre el personal de salud, como medida sanitaria, sin embargo Cárdenas cree que hay un grupo que tiene más prioridad: “Si lo que se trata de evitar es el contagio del virus, a quien se deberían vacunar primero sería a personas con muchas interacciones sociales, como una cajera de supermercado con más de cien interacciones diarias”.

Esto quedó reflejado en un estudio de una Universidad de Dubai, que priorizó esta medida ya que bajó el índice de mortalidad en la población.

Por otro lado, nombró los aspectos sistemáticamente negativos sobre los habitantes al continuar con medidas estrictas que coarten las libertades personales: “Somos más infelices encerrados en casa, restringidos a ver solo unas diez personas, somos más infelices. No hay estadísticas que digan que estar encerrados en casa hizo a las personas más fuertes, vivas o felices. Puede que nos haya hecho más resilientes, más capaces de resistir futuras pandemias, futuras catástrofes. Pero no más felices“.

Convocó el ejemplo de la población de Barranquilla en Colombia, donde los índices de criminalidad son altos y hay desempleo. Sin embargo varias encuestas revelan que la gente de la ciudad es feliz: “La respuesta es que pasan muchísimo tiempo en la esquina. Como hace mucho calor, 40 grados todos los días del año, muchísimas personas pasan las tardes allí hablando con los vecinos, los colegas, la gente que pasa. Esa interacción provoca un estado de felicidad”.

Allí fue donde arrojó una conclusión: “Encontré que las personas dicen ser más felices cuando más interacciones tienen. Sobre todo, con lo que se conoce como los colegas, los conocidos, los cumpas. A más interacciones, mayor felicidad. Cuando hablo con un familiar o con un amigo íntimo le cuento mis problemas. En otros espacios me limito a lo que me produce alegría. Hacemos bromas, nos reímos de cualquier cosa. Eso contrarresta los problemas de la alta contaminación, la falta de empleo o de oportunidades“.

El investigador internacional enfatizó: “El problema de esta pandemia es que atacó directamente la felicidad y rompió estos vínculos débiles“.

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