Al preguntarse “¿por qué las encuestas se equivocaron?”, Arida entiende que los encuestadores cometieron un error metodológico que los llevó a dar un pronóstico equivocado. “Las diversas encuestas subestimaron, por así decirlo, el conservadurismo de la sociedad brasileña” explica.
Esta actitud conservadora que encarnó en el bolsonarismo no se relaciona únicamente con la bonanza económica sino incluye creencias y hábitos de los votantes. “Muchas de las plataformas gubernamentales de Bolsonaro no se trataban de economía, sino de plataformas de costumbres, como el lema Dios, familia, propiedad, la crítica al aborto o el derecho a tener armas. Lo cual tenía sentido para una buena parte de la población brasileña”.
El entrevistado reconoció, además, que el resultado de la elección se dió en un año en que “la economía brasileña se ha recuperado con fuerza” y donde “la tasa de desempleo está cayendo, los salarios medios están aumentando y la actividad económica está mejorando”. A esto hay que sumarle, los beneficios económicos que dio el presidente con miras a ganar la elección. “La primera es la reducción de impuestos sobre los combustibles y otros impuestos y derechos estatales. La segunda es la ayuda de emergencia, que fue bastante generosa. Entonces, en la práctica, la gente más pobre recibió dinero, dinero que es efectivo transferido inmediatamente”.
“Este recorte de impuestos, por supuesto que creará un problema. En otras palabras, creará un problema futuro por el aumento de la deuda pública. Pero la preocupación del presidente Bolsonaro era, sobre todo, ganar las elecciones” agrega Arida.
El problema crónico de la economía brasileña
El economista sostiene que “la economía brasileña tiene un problema crónico, que es el bajo crecimiento”. “Brasil crece alrededor del 1,5 o 2 % anual y es una tasa de crecimiento que mantiene constante el ingreso per cápita. Claramente insuficiente para aumentar la renta per cápita” explica.
Esto se debe, según Arida, a que “la economía brasileña tiene poco dinamismo interno” porque “es una economía cerrada”. “La experiencia internacional muestra que los países en desarrollo solo tienen altos niveles de crecimiento cuando comienzan a abrirse”. Brasil “exporta poco e importa poco”, hecho que “le quita dinamismo a la economía”, afirma el entrevistado.
Otro factor que afecta negativamente la economía es que “Brasil está perdiendo una oportunidad extraordinaria para recaudar fondos extranjeros”. Arida señala que su país “ha captado muy poco de la inversión extranjera que podría tener” en parte porque Bolsonaro “tiene una agenda ambiental retrógrada” que aleja a los grandes fondos internacionales que hoy en día se preocupan por la ecología.