En épocas de mucho estrés no hay nada mejor que hacerse una escapada donde tengamos todo resuelto. Para este tipo de viajes, los minicruceros son una alternativa ideal para cambiar de escenario, no preocuparse por nada y entregarse al relax y la diversión.
Silvina Panizzi se subió al Costa Fortuna para hacer un viaje corto hasta Montevideo y Punta del Este. La embarcación tiene cuatro tipos básicos de camarotes: interior, exterior, con balcón y en suite. El camarote con balcón es ideal para sentarse a la noche con un trago en la mano y disfrutar de nuestro maravilloso Río de la Plata.
El Costa Fortuna puede albergar hasta 2.700 pasajeros y cuenta con 13 cubiertas. El crucero está ambientado como un homenaje a los grandes transatlánticos y cuenta con todos los servicios para tener una estadía estupenda. A bordo se puede disfrutar de la piscina, con un gigantesco tobogán de agua, el área de bares, el casino y el teatro donde cada noche hay un espectáculo diferente. La jornada comienza con un abundante desayuno en el salón decorado al estilo de los años locos de la década del 1920.
La oferta gastronómica es variada e internacional y en cada rincón hay actividades para divertirse. El casino cuenta con decenas de máquinas tragamonedas y comienza a funcionar apenas zarpa el barco. A la hora de la cena, a cada pasajero le asignan una mesa según el turno acordado para que pueda disfrutar, por ejemplo, del exquisito dorado, un pescado de río ideal para comer abordo.
A la noche, las fiestas abundan. Después de la cena se realiza la fiesta de blanco al aire libre en la zona de la piscina. Para los nostálgicos, está la fiesta de los ´80 que explota de brillo e invita a bailar los clásicos de esa década inolvidable. El recorrido nos deja en Punta del Este para disfrutar de sus increíbles playas y en la atractiva ciudad de Montevideo donde se puede recorrer la parte histórica y conocer la hermosa arquitectura de la capital uruguaya.