Con una campaña solidaria en Facebook, la familia de Lily Mae Avant buscaba salvar la vida de la nena de 10 años que contrajo un organismo unicelular que resultó letal. Luego de una larga lucha, murió en Texas, Estados Unidos, el pasado lunes y su deceso encendió las alarmas sobre los peligros de la ameba “come cerebros”.
El nombre científico de la ameba es Naegleria fowleri. Nace en aguas dulces, templadas y estancadas, como lagos, lagunas, estanques, piscinas, aguas termales y canales de riego. La única forma en que la “ameba” entra al cuerpo es a través de la nariz. Posteriormente sube al cerebro y empieza a destruir el tejido. Esta infección causa meningoencefalitis amebiana primaria, cuyos síntomas pueden ser similares a los de la meningitis bacterianas. En los siguientes días -entre 1 y 7- aparecen dolores de cabeza, sensibilidad a la luz (fotofobia), fiebre, náuseas o vómitos, rigidez en el cuello, confusión, falta de atención, pérdida de equilibro, convulsiones, y alucinaciones, entre otros.
El caso de Lily Mae no es el primero de este tipo. A principios de este año, un hombre de 59 años murió en Carolina del Norte por la infección después de nadar en un parque acuático. También en 2018, un nene de 8 años falleció por la misma causa luego de bañarse en unas aguas termales en Hot Ditch, California. Él presentó lo los primeros síntomas 12 días después de haber nadado en las termas. Luego de 48 horas de fiebre, dolores de cabeza y vómitos, fue llevado a la guardia, donde sufrió insuficiencia respiratoria, se complicó y murió.
Aunque la infección no es común, llama la atención estos casos. No existen métodos para detectar y cuantificar la presencia de este microorganismo en el agua. El lugar y la cantidad en la que se encuentren pueden variar a lo largo del tiempo.
La única forma de prevenir el contagio es tratar de no bañarse en agua dulce, especialmente cuando se tiene sospechas de contaminación y evitar que ingrese agua por la nariz.