La investigación de la justicia sobre el atentado a la vicepresidente Cristina Kirchner acaba de dar un giro de ciento ochenta grados. Esto luego de que un militante kirchnerista, testigo del incidente, declarara ante la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Aseguró que escuchó cuando Fernando Andrés Sabag Montiel gatilló el arma y que vio cuando este intento recargarla, tratando de corregir su error. No obstante, no pudo concretar la maniobra ya que los militantes lo empujaron, la pistola cayó al piso y él salió corriendo, siendo reducido por los mismos manifestantes que lo entregaron a las autoridades. Asimismo, reveló que la Policía Federal no se percató que intentó matar a la funcionaria.
El testimonio perjudica a Fernando Andrés Sabag y a las estrategias de la defensa al intentar alegar que no puede ser condenado por un delito que no llegó a concretarse. Además, la complicación es aún mayor, puesto que, esto es un indicio de que el acusado si sabía manipular el arma, lo que derrumba la versión de tentativa inidónea: una opción que tiene el acusado a la hora de declarar.
Puede señalar que nunca tuvo intención de matar, sino que solo pretendía asustar a la vicepresidente y que por eso no montó la bala en la recámara. De probar dicha aseveración, el artículo 44 del Código Penal específica en su último párrafo que: “si el delito fuera imposible, la pena se disminuirá en la mitad y podrá reducírsela al mínimo legal o eximirse de ella, según el grado de peligrosidad revelada por el delincuente”.
Allí estaría radicada la estrategia de defensa de Fernando Andrés Sabag Montiel. Sin embargo, ahora, la investigación tiene una pista más para intentar confirmar que las intenciones de este hombre tal vez no eran simplemente asustar a Cristina Kirchner.