El pasado jueves llegó a Netflix la sexta temporada de “Black Mirror”. La serie de ciencia ficción cuenta con un gran cariño del público y también de aprobación de la crítica, por lo que esta nueva entrega era muy esperada. Desde el primer capítulo, la serie logró llamar la atención y también dejar a los suscriptores haciéndose muchas preguntas.
El primer episodio de la serie se titula “Joan es horrible” y uno de los aspectos más atractivos es que cuenta con la actuación de Salma Hayek. Se trata de la historia de una joven que lleva una vida normal, con los avatares cotidianos de cualquier persona: algunos problemas en el trabajo, insatifacción con su pareja actual, sesiones de terapia y no mucho más. Hasta que se da cuenta que desde un servicio de streaming acaban de publicar una serie que replica los hechos de su vida.
Así, el capítulo se convierte en una clara crítica a los reality shows y también a la fascinación del público por meterse en la intimidad de las personas. Mientras la protagonista intenta desactivar esta serie que todos sus allegados están viendo, se encuentra con los entretelones de la empresa de streaming y descubre que en un futuro cercano, cada persona verá su vida y sus miserias expuestas en la pantalla y disponibles para todo el mundo.
El planteo se dirige, por un lado, a una crítica al propio Netflix como generador de contenidos descartables en torno a la necesidad de lanzar series permanentemente y con el menor costo posible de producción. Por otro lado, pone sobre la mesa el impacto que nos produce como espectadores el ver nuestros aspectos más negativos y nuestra intimidad expuestos en la pantalla.
Como todo capítulo de “Black Mirror”, nos muestra el lado oscuro de la tecnología, cómo puede arruinar nuestras vidas, incluso cuando se habla de entretenimiento. Así, la protagonista decide intervenir la computadora madre que prouce estos contenidos y arriesgarse a caer en la cárcel, solo para recuperar su intimidad, a la vez que asume la importancia de dar un giro total en su vida, ya que la serie “Joan es horrible” le permitió ver que la transformación era urgente.