La calistenia es una forma de entrenamiento que se realiza utilizando el propio peso corporal. En esta actividad no se utilizan cargas adicionales ni pesas ni mancuernas. La resistencia está dada por el propio cuerpo del deportista.
Su nombre proviene de los términos griegos Kallos (belleza) y Sthenos (fortaleza). Esta disciplina busca tornear el cuerpo y aumentar su potencia. A la fuerza física necesaria para realizarla hay que sumarle coordinación y precisión en los movimientos para evitar lesiones.
Entre los beneficios a señalar figuran que no se necesita ningún tipo de equipamiento, nuestro cuerpo en movimiento es todo lo que necesitamos. Por el tipo de ejercicio, la calistenia brinda un mejoramiento global de la anatomía. Y, por si fuera poco, resulta divertido.
Se puede practicar en todos los niveles de dificultad. Los principiantes deben comenzar de manera lenta y consultar con su médico si están en condiciones de realizar los ejercicios. Para empezar, lo indicado son los push up o flexiones de brazos, las sentadillas y el trabajo en barra sobre biceps y hombros.
Una vez dominadas estas técnicas, el próximo paso son las verticales o handstand que nos ayudan a fortalecer brazos, hombros y a trabajar el equilibrio. El objetivo final del entrenamiento es lograr las dominadas completas y la desafiante plancha donde el cuerpo del deportista queda horizontal al piso solo sostenido por los brazos.
En las plazas de Buenos Aires es común ver grupos de jóvenes entrenando en los espacios de ejercitación. Pero, esta disciplina se puede comenzar a cualquier edad siempre que se haga paulatinamente y teniendo los cuidados necesarios para no lesionarnos. Una opción de ejercicio al aire libre, divertida y completa que no requiere de equipo y que, en épocas de inflación, nos permite ahorrarnos la cuota de un gimnasio.