El segundo semestre de este 2022 los bolsillos de los argentinos serán sacudidos violentamente. Una serie de aumentos, los efectos de la inflación, un dólar blue imparable, hacen del mes de julio, 31 días de Odisea. La primera suba que experimentará el ciudadano de a pie, se trata de las prepagas, con el tercer tramo del aumento que se autorizó a las empresas de medicina: Específicamente será de un 4%, acumulando un 43% de alza de lo que va de este año.
El agua aplicará un ajuste en su precio de 32%. La empresa AySA lo ejecutará en dos partes: El primero, en julio del 20% y el segundo, un acumulativo de 10% en octubre. Sin embargo, la misma organización advirtió que dicha suba era “simbólica”, por lo que no se descarta que a fines de este año soliciten realizar un nuevo incremento. Por otra parte, en la Ciudad de Buenos Aires, los colegios privados registrarán un aumento de 15% en sus cuotas. En octubre se espera otra suba, pero aún no se define el porcentaje. En tanto, en la provincia de Buenos Aires, estas instituciones establecerán sus precios un 9% más, esperando el mes de septiembre para realizar otro ajuste.
Los alquileres darán de que hablar. Mientras el Congreso retrasa la discusión de la modificación de Ley de Alquileres, los inquilinos que hayan firmado contratos en julio de 2020, registrarán un aumento significativo. Un apartamento que tenía un costo mensual de 30.000 mil pesos, con la actualización anual, pasará a ser a partir de este mes de 44.468 mil pesos, representando un 48,23% de alza.
El precio del transporte también cambiará. La tarifa mínima del colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) estará ahora en 25,20 pesos en tramos cortos, mientras que en los más largos, 28 pesos. Desde el 2019 el sector transporte no registraban aumentos alguno.
Todo esto se suma a una inflación que según especialistas se espera que sea cerca del 5%. La consultora Analytica estima que junio tuvo una inflación de 5,4%, con un leve incremento respecto al mes de mayo, por consecuencia de la tracción del ajuste en las tarifas de servicios públicos y, por el encarecimiento de alimentos con estacionalidad, como las verduras.