Los disturbios en las calles de París, Marsella, Lyon y otras ciudades de Francia no se detienen y ya llevan cuatro jornadas de violencia, saqueos, incendios y choques con la policía. Ya se contabilizan 1.311 personas detenidas y todo indica que el número seguirá en aumento.
El hecho de que la policía francesa asesinara de un disparo en el pecho a un joven de 17 años durante un control despertó una indignación iracunda en todo el país que las autoridades todavía no logran controlar.
Los 45.000 efectivos policiales que desplegó el gobierno no pudieron poner fin a los disturbios y, según manifestó Rudy Manna, secretario departamental del sindicato policial Alliance Police de Bouches-du-Rhône, los agentes están “en un estado increíble de agotamiento físico y mental”. En efecto, los policías realizan turnos de hasta 16 horas cargando equipamiento de 12 kg y recorriendo a pie unos 15 kilómetros. La noche del viernes fue una de las más violentas al punto tal que Manna la describió como “apocalíptica”.
En la ciudad de Marsella hubo “escenas de guerrilla” y un grupo de unos 30 jóvenes asaltaron una tienda de armas y se llevaron varios rifles de caza. Además se registraron 2.500 incendios y varios saqueos a distintos comercios.
A pesar de que las autoridades impusieron el toque de queda en varias ciudades, las violentas protestas no se detienen y, por el momento, no se ve una posible solución al conflicto.