No es la primera vez que una fotografía termina de la peor manera: con la muerte de quien toma la imagen. Este fue el caso de Emily Koford, una joven estadounidense que se encontraba recorriendo los increíbles paisajes de Arizona (Estados Unidos).
Una de las paradas obligatorias de la zona es el Gran Cañón, en donde la joven aprovechó para fotografiar el lugar, así como a su madre con quien se estaba viajando. Lo que no sabía la chica era que otro turista se encontraba registrando la escena desde otro lado y grabó el momento en que casi cae por el acantilado.
En las imágenes se ve como Emily y a su madre Erin están apreciando la vista al borde de uno de los acantilados que no cuenta con barreras de seguridad. Cuando la turista intenta fotografiar a su madre, se acerca demasiado al borde del barranco y tropieza perdiendo el equilibrio.