¿Qué sucederá con los animales durante el eclipse solar?

Matías Pandolfi, biólogo del CONICET, despeja todas las dudas sobre cómo vivirán el fenómeno.

Comparte

Por Margarita Elías

El país, y el mundo entero, se preparan para vivir un nuevo eclipse solar. Se estima que para las 17:42 horas de la Argentina, el fenómeno astronómico alcanzará su punto máximo dejando en penumbras principalmente a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, San Juan y La Rioja.
En plena tarde, se alinearán las órbitas de la Tierra y de la Luna, de modo tal que se producirá un bloqueo completo y la sombra del satélite natural se proyectará sobre la superficie terrestre. Visualmente será un evento hermoso para disfrutar: muchos se tomarán un break en la mitad del día para mirarlo en vivo a través de la pantalla u observar de forma directa el cielo (muy importante: tener protección adecuada). Como es de esperarse, la temperatura ambiental disminuirá, pero nada que un buen abrigo, un café o unos mates calentitos no puedan apaciguar.
Definitivamente, para la raza humana, el eclipse solar es todo un acontecimiento. Pero, muchos se preguntan: ¿también lo será para los animales?, ¿cómo lo vivirán ellos?
La respuesta es: depende. Por varios factores, en realidad, como determinar si se trata de un vertebrado o un invertebrado; si el animal tiene actividad diurna o nocturna; dónde se encuentra localizado; etc. Es decir, no tendrá el mismo impacto para todos y no reaccionarán de manera similar.
Así lo explica el biólogo del CONICET, Matías Pandolfi, al aclarar que se han hecho unos veinte estudios al respecto (particularmente en los Estados Unidos) ya que los eclipses totales de sol “se dan pocas veces”; no siempre en los mismos lugares ni tampoco habiendo réplicas, por lo que se torna difícil tomar un patrón y poder llegar a una hipótesis específica sobre cómo reaccionan los bichos ante el fenómeno. “No creo que los animales fijen la atención en eso -bromea el especialista-, pero sí percibirán que está más oscuro, más frío”. Por esto, como la naturaleza es sabia, la falta de luz provoca un cambio en su comportamiento habitual.
Todo radica en dos conceptos muy importantes: “Fotoperíodo”, que se refiere a los procesos que realiza el ser vivo durante las horas del día; y la “melatonina”, una hormona que se libera cuando empieza la noche. La síntesis de melatonina, comenta Pandolfi, provoca una reacción en el “reloj interno” en el cerebro del animal informándole que “es de noche”. Entonces, aquellos que sean diurnos, como mamíferos, aves y, en general, los reptiles “van a disminuir su actividad”, contrariamente a los otros que tengan hábitos nocturnos, como murciélagos, ciertos felinos, las ranas o sapos, en los que “la melatonina le dice <activate, empieza tu actividad>”, cuenta el biólogo.
Durante el lapso cronológico del eclipse solar, los animales vivirán lo que el especialista denomina “Efecto Noche”, que es cuando baja bastante la temperatura y aumenta la oscuridad. Por ejemplo, los peces tienden a “enterrar” a sus crías bajo la arena para cuidarlos; en cuanto a las aves, es probable que dejen de cantar. O que las ranas comiencen a cantar más temprano. Lo mismo ocurre con las abejas que disminuyen notablemente su actividad en el punto máximo del acontecimiento, según un estudio norteamericano realizado en el 2017, cuando sucedió el último evento.
Pandolfi también aclara que el grado de reacción de los animales dependerá, además, de la estación climática en la que se encuentre. “Si el eclipse sucede durante el verano y al mediodía, va a ser mucho más fuerte el efecto que podamos a llegar a ver que si ocurre en invierno y cercano al atardecer, porque el sol que va a volver ya va a ser de baja intensidad, y va a estar más cercano al horario de la puesta de sol, que será cuando oscurece”, detalla el biólogo del CONICET. Y siendo que el eclipse se dará en Argentina en pleno invierno y -encima- cerca de las 18, no será tan notorio el impacto. “No creo que pase demasiado, y más que va a suceder tan pegadito a la tarde, no va a haber cambios de temperatura tan evidentes”, dice Pandolfi al respecto.
Hasta este punto, claro está que no se puede comparar a ciertos animales salvajes que sí están “sometidos a los procesos de selección natural, se adaptan al entorno y están en un ambiente donde siempre oscurece a la misma hora”, tal como subraya el profesional, con un animal doméstico que “vive con nosotros, que no caza, que lo acostumbramos a comer, que está castrado, que no vive un régimen de luz natural según el fotoperíodo porque vive en una casa, un departamento o un jardín, porque siempre hay lámparas o focos”. Entonces esto dificulta saber qué podría llegar a ocurrirles.
“No hay probablemente una reacción esperable”, afirma Matías Pandolfi agregando que “puede pasar alguna cosa” pero sin que tenga un peso científico en el cual basarse. “Desde la biología no hay nada que yo pueda decir que vaya a suceder como patrón general, como sí con los flamencos o los hipopótamos, o con algunas especies de murciélagos o algunos primates donde se ha visto en zoológicos algunas conductas especificas. Con los perros y los gatos no hay nada hecho sistemático y es básicamente porque no están y no existe su ambiente natural. Su ambiente natural es vivir con el hombre”, concluye el biólogo.
Ir arriba Señal en vivo
California 2715/21 - Distrito de Diseño, Barracas - (1289)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires | +54 11 5985-4000 / +54 11 7091-4000