Llegó el gran día: tras cuatro años de intenso trabajo, la histórica Confitería del Molino, ubicada en la intersección de las porteñas avenidas Callao y Rivadavia, abrió sus puertas al público que se anotó previamente por web para participar de la reapertura.
En la víspera de su 106° aniversario, con capacidad limitada de 8.000 cupos, los visitantes recorrieron los salones y la confitería, además del subsuelo, la cúpula, y también disfrutaron de música en vivo y de exposiciones de objetos históricos.
Ícono del art nouveau en la Ciudad de Buenos Aires, el edificio tiene cinco pisos, una azotea con mirador privilegiado y acceso a la torre con cúpula, que se estima a futro funcionará como espacio gastronómico, del estilo “rooftop bar”.