Kirill Tereshin es un joven ruso de 23 años que se inyectó Synthol en sus brazos durante tres años para poder ensanchar sus bíceps y parecerse al personaje de dibujos animados, Popeye.
Cada uno de sus brazos tenían una mezcla de 85% de aceite, 7,5% de lidocaína y 7,5% del alcohol, y esto le provocó un grave deterioro de su salud al punto que debió sacárselo de urgencia.
Un médico especialista había detallado los síntomas que podría sufrir el paciente: “Podría perder movimiento en sus brazos. Sus músculos no servirían para levantar cosas y podría terminar discapacitado”, aseguró. Y también agregó que el procedimiento podría derivar en embolias pulmonares, daño en los nervios, infecciones, lipogranuloma esclerosante, derrames cerebrales y quistes o úlceras de aceite en el músculo.
Por estas razones, Tereshin tomó la decisión de quitarse los implantes. “Se inyectó tres litros en cada brazo. Saturó los tejidos musculares y bloqueó el flujo sanguíneo”, detalló Dmitry Melnikov, el cirujano que lo atendió durante las dos horas que duró la operación.
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