Luego de la muerte de Diego Armando Maradona, se profundizaron las investigaciones sobre cómo fueron los últimos días del ídolo argentino.
Por un lado, es de público conocimiento que Diego se encontraba instalado en su casa del barrio San Andrés luego de la fuerte operación por un hematoma subdural en la cabeza. Por lo tanto estaba recluido y su médico de cabecera, Leopoldo Luque, tenía que concurrir al lugar para asistirlo y realizarle los chequeos pertinentes.
Además de su complicación de salud física, según testigos que informaron a Télam, también se vio muy comprometida su salud mental y emocional. Entre los episodios más críticos, dichos declarantes aseguraron que ocurrió una fuerte discusión con Luque el jueves 19 de noviembre, en la que habría sido su última visita al country.
Según explicaron, Maradona mantuvo fuertes intercambios verbales hasta proporcionarle un empujón a Luque, un acto que pudo haber agravado su estado, ya que le fue expresamente pedido al jugador que no realizara ningún tipo de esfuerzo físico.
El hecho fue dado a conocer por uno de los enfermeros de Diego que lo acompañaba en el proceso de recuperación, así como también por parte de Romina Milagros Rodríguez, la cocinera y segunda madre del Diez, que declararon ante la Fiscalía de San Isidro, junto a otras personas que se acercaron a visitarlo en ese tiempo.
El enfermero reveló que ese jueves Maradona insultó a su médico, lo echó de la casa y que le dio un empujón. Por su parte, la cocinera agregó que “era habitual que Diego echara de la habitación o insultara a sus médicos y enfermeros”.
Por último, fuentes judiciales declararon: “Es cierto que contaron que hubo una pelea, pero en el expediente está mencionado como un incidente más de lo difícil que era tratar con Maradona“.
El día del velatorio en la Casa Rosada, Luque expresó: “Siento un profundo pesar”, y aclaró: “Hablo directamente con la familia, estamos en contacto con ellos”.