La vida de Marixa Balli dentro de los medios de comunicación lleva varias décadas y también se popularizó aún más en 1992 confirmó su noviazgo con Rodrigo Bueno que terminaría de la peor manera, ya que él tuvo un accidente automovilístico en el que falleció y hasta el día de hoy se mantienen muchas especulaciones de qué fue realmente lo que sucedió en el comienzo del siglo XXI.
Lo cierto es que ‘Cachaca’ en la actualidad es panelista en diferentes programas del espectáculo, por lo que es una voz autorizada. Recientemente en ‘Bondi Live’ contó una insólita anécdota en la que están inciluidos su mascota y un veterinario al que la llevó para castrarla y le tatuó los labios a ella cuando estaba en el auge de su carrera en la farándula en 1991.
En ‘Editando Tele‘, con la conducción de Luis Piñeyro y el acompañamiento de gran equipo, repasaron el testimonio de Marixa Balli. “Él me maquilló y tuvimos un tema. Me dijo que estaba acostumbrada a que me delineen los labios y le expliqué que lo hacía porque me gusta, me hicieron como un tatuaje cuando fui a castrar a mi perro en el 1991 y me dijeron que en tres años se me iba, y el que lo hizo fue un desastre porque usó unas agujas que me perforaron el labio“, comenzó diciendo.
“Era pendeja y estaba en mi mejor momento televisivo, pero era muy estúpida. La fama te estupidiza por momentos y pensé que las agujas no me iban a penetrar. Me hirieron el labio, se me hizo todo como una costra. Me había sangrado tanto, o sea, el gato se recuperó de la castración y yo quedé herida de bala“, agregó la panelista.
Por consiguiente, Marixa Balli recordó lo que le dijo el veterinario previo a tatuarla: “Me mostró todas las agujas y los colores, me puso hielo, me durmió los labios y me tatuó. Yo dije ‘qué buenísimo‘”.
Luis Piñeyro, conductor de ‘Editando Tele‘, no defendió a la bailarina pero reconoció que fue “en otra época donde te llamaba un Aníbal Lotocki, te lo hacía en forma de canje y ya sabemos cómo terminó todo eso después“. “Era otra Argentina y lo estético era algo con lo que los productores te quemaban la cabeza, sobre todo, las chicas de teatro de revista que tenían que tener más lolas porque de lo contrario no las contrataban, las ponían en la balanza. Era todo un delirio donde la estética era todo y el resto nada“, sumó.