Durante las últimas semanas la salud de Santiago Bal fue empeorando y el domingo pasado el equipo médico optó por inducirlo a un coma farmacológico. La delicada situación de su padre golpeó fuerte a Fede Bal, quien igualmente se presentó en la pista del Bailando 2019 para competir frente a Silvina Escudero en el Súper Duelo y no pudo contener las lágrimas.
Al ser consultado por los presentes sobre el estado de su papá, el actor comentó que “está muy mal” y que “solo quedaba rezar por él”. En ese momento Marcelo Tinelli le agradeció haber ido al programa de todas formas y el participante aseguró que le hacía bien estar ahí: “Yo acá me siento vivo, me siento feliz. Es, creo, que el único momento en el día en el que me olvido un poco de los problemas. Todos tenemos problemas, obvio. Y venir acá no es como ir a una oficina, porque acá hay luces y a la gente del otro lado yo le quiero dar algo lindo. Verme llorando no está bueno. Pero es la vida. Es un reality que toca todo lo que nos pasa a nosotros, momentos lindos y momentos feos”.
Asimismo, el hijo de Carmen Barbieri no pudo contener la emoción al dar detalles de la internación de Santiago. “Está muy deteriorado y entró en un cuadro en el que ya no podía respirar. Está todo comprometido. Entonces tratamos de acompañarlo y decirle que hay un lugar mejor. Yo creo, realmente, que hay un lugar mejor. Porque, si sale de esta, tampoco es vida seguir como estaba. Entonces, a veces los familiares sentimos un cierto alivio”, explicó el joven.
“Es raro decirlo, pero hay un alivio que uno tiene que sentir como hijo y transmitírselo a la persona. Realmente, es importante decírselo a la persona. ‘Está todo bien, nosotros vamos a estar bien. Nos diste una familia hermosa’. A mí me dio los mejores treinta años de mi vida. Ya es momento de que él también se ocupe de él. Y me parece que ocuparse de él también es irse”, continuó entre lágrimas y abrazos de sus compañeros en la pista.
Luego de presentarse en el Súper Duelo, el actor se refirió a cómo el hecho de vivir con un padre con la salud deteriorada le había cambiado la manera de ver la vida: “Yo normalicé la muerte, mucho más de lo que ustedes piensan del otro lado. Lloro porque es mi papá y uno nunca está preparado para eso. Pero yo la muerte la normalicé como la vida. Todo el tiempo estuve viviendo momentos en los que él se estaba por ir. Y hoy tal vez sea el momento”.