La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson en honor al aniversario del neurólogo británico, James Parkinson, quien en 1817 descubrió y describió por primera vez lo que denominó una “parálisis agitante”. Desde entonces, y con el avance de la ciencia a lo largo de historia, nuevos tratamientos se crearon para brindar a los pacientes una mejor calidad de vida.
Tal como observó el periodista radial, Pablo Corso, si bien se conoce mucho más sobre esta enfermedad, no es absolutamente todo puesto que es un campo de la neurociencia que continúa en estudio: sí se sabe que se trata de una afección cerebral que causa trastornos del movimiento y el sueño, además de dolor y, en ocasiones, se desarrolla demencia, siendo más frecuente en hombres que mujeres. Solo afecta al 1% de los mayores de edad en todo el mundo.
El Parkinson se puede detectar en personas mayores de 60 años, aunque podría ocurrir en menor edad inclusive. Respecto de los síntomas que tiene esta enfermedad son: temblores, contracciones musculares y dificultad para hablar. Según indicó el columnista de Ciencia de Modo Fontevecchia, después del Alzheimer, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más “común” del mundo.
El divulgador científico agregó que, según trascendidos, “hay casi tantos Parkinson como personas” a raíz del requerimiento de una atención personalizada de acuerdo al diagnóstico, la sintomatología y la evolución. Lamentablemente, el Parkinson, hasta este momento, no tiene cura: la levodopa carvidopa, que es el medicamento que suele usarse cuyo efecto es el aumento de la dopamina sobre el cerebro, todavía es poco accesible, sobre todo en países en desarrollo como es el caso de la Argentina.
No obstante, Corso subrayó que la noticia alentadora es que existen muchos tratamientos para abordarlo y que los mismos logran, de alguna manera, atenuar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas que padecen Parkinson: una sesión de ejercicios manuales, de a penas 15 minutos, puede generar progresos en movimientos y destreza, como escribir o abrocharse los botones de la ropa.