Elizabeth Jelin participó de Periodismo Puro junto a Jorge Fontevecchia, donde analizó tópicos como la memoria individual y colectiva, perspectivas de género y causalidades socio-políticas.
La investigadora social argentina estableció diferencias entre los términos “verdad y subjetividad”, que según observa, tienen una relación más amplia que la de “verdad y memoria”.
Al respecto comentó: “El pasado ocurrió. Los hechos están ahí. Si se trata de un pasado histórico, social o político, pasó. Lo que no necesariamente está fijado es la interpretación de ese pasado“, y continuó: “Las interpretaciones y los sentidos que le damos a ese pasado dependen de los escenarios de nuestro presente. La memoria no es pasado“.
Por lo tanto, respecto al armado cultural de la frase “memoria colectiva”, la socióloga manifestó que no se trata de afirmar que todo el mundo piensa o siente lo mismo, inclusive dentro de la misma corriente ideológica de pensamiento: “El consenso absoluto y total es la muerte. O es tal totalitarismo que impone silencios absolutos”.
Respecto a la grieta, condensó su pensamiento sobre su raíz en una frase: “El asunto es cuando alguien mete el dedo y empieza a hurgar y a molestar, con intervenciones no solo agresivas, sino también erróneas históricamente y también provocadoras para aumentar más grieta. La grieta no se da por sí misma, la hacemos nosotros”.
También desarrolló el amplio concepto de las perspectivas feministas: “Quebremos los binarismos, el blanco y negro, el hombre y mujer, el público y privado. Durante la dictadura chilena una colega lanzó la consigna que pedía democracia en el país, democracia en la casa, democracia en la cama. De ahí surgió la idea de que lo personal es político. Agrego: lo político es personal”.
Y analizó: “La realidad es mucho más gris con más tonalidades que las que impone el corte binario. La fluidez y las ambigüedades vienen del feminismo. El aporte esencial es comprender la pluralidad”.
Por último se refirió al punto en el que se encuentra el patriarcado y los dichos de Alberto Fernández sobre su inminente fin: “Sentí una ilusión. No es este el momento del fin, pero que alguien, una figura política, reconozca que aquí hay un problema y que es un problema histórico serio, da una cierta esperanza”.