Jorge Fontevecchia entrevistó al historiador francés Pierre Rosanvallon (72) en el ciclo de reportajes de Periodismo Puro.
El Estados Unidos de Donald Trump y la China de Xi Jinping son un síntoma. En una época más de líderes que de partidos, se trastocan las ideas clásicas del pensamiento político. Todo lo sólido se desvanece en el aire, como diría Carlos Marx. En este contexto, la voz de este pensador se vuelve esencial.
El Director de estudios en la “Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales” de Francia habló sobre la importancia de comprender la contundencia que tiene hoy en día la globalización de las ideas: “Lo que sucede en una parte del mundo puede tener un impacto en todo“. Continuó: “Lo que sucede hoy en el Líbano, no se trata sólo de los libaneses. Ni si quiera es una cuestión sólo de Oriente Medio. Afecta, diría yo, a todo el mundo. Habrá menos globalización política, pero más económica“.
Sobre el conflicto entre China y Estados Unidos, manifestó que no se trata de una competencia económica – porque rige la economía del mercado -, pero que habría que pensar “si realmente es una competencia política“.
“Si desafortunadamente se reelige a Trump sería el enfrentamiento de un presidente populista frente a uno autoritario. Ambos representan imágenes de la crisis de la democracia. Ambos representan una perversión democrática. La perversión Xi Jinping China es mucho más grave porque los ataques a la libertad son cotidianos, lo que no ocurre en los Estados Unidos. Pero en ambos casos, son regímenes que pretenden ser democráticos“.
Además el historiador comentó que hay un conjunto de comités que realizan seguimientos a la población que revelaron que China avanzaría hacia la democracia mediante el desarrollo de formas de intervención ciudadana y formas de contrapoder. Pero que hoy, el régimen actual puso un freno muy fuerte a la libertad de opinión, como contrapeso de la democracia participativa local.
En China hay literatura que teoriza el rechazo de la democracia, considerando que la democracia es una forma primitiva, primaria e insatisfactoria.
Perteneciente al partido socialista, Pierre aseguró que “el feminismo es una revolución“, en el sentido de que es una revolución de la atención. Comparó los reclamos del pasado con los actuales: “Antes, se exigían salarios, ingresos, seguridad social; en cambio hoy está claro que lo que se considera importante es el respeto, la dignidad de los individuos“.
Esto es lo que Alexis de Tocqueville llamó igualdad de condiciones. Pierre enfatizó que el feminismo es una marca, en el contexto de una nueva sociedad que no se define simplemente por elementos económicos, sino por elementos de igualdad en dignidad, en la alternativa de poder, en la expresión, elementos que están puestos de manifiestos por el feminismo.