A 32 años de la mágica tarde de Diego contra los ingleses
Se cumple un nuevo aniversario del día en que Maradona pasó a la inmortalidad tras anotar dos tantos históricos: "El gol del siglo" y "La mano de Dios".
Hay momentos que nunca se olvidan, que quedan grabados a fuego en la memoria colectiva. Hay situaciones que emocionan tanto que, a pesar de estar o no en el lugar del hecho, todos saben cómo fueron. El 22 de junio de 1986 pertenece a este selecto grupo de días inolvidables. Fue la tarde en que Diego Armando Maradona brilló ante Inglaterra, por los cuartos de final del Mundial de México.
Iban seis minutos del complemento cuando Sergio Batista la jugó desde la mitad de la cancha hacia la izquierda, la tomó Julio Olarticoechea, quien encontró al 10 cerca del círculo central. Y empezó la gesta: eludió a varios rivales y descargó con Jorge Valdano, que no pudo controlar. Tras un intento de despeje de un defensor, el balón se elevó. Maradona también lo hizo. Llegó más alto que nunca, se acercó lo máximo posible al cielo para vencer a Peter Shilton. Era imposible que cabeceara, no llegaba. El astro puso su puño izquierdo para anotar el 1 a 0. Sí, con la mano. Pícaro, con calle, salió a gritar el gol como si no hubiera cometido ninguna ilegalidad; llamó a sus compañeros para que festejaran con él. Los reclamos de los ingleses no sirvieron y Argentina se puso en ventaja.
Pero a los 55 minutos llegó lo mejor. En el Estadio Azteca hubo un tipo vestido como un príncipe azul jugando como el pibe de Villa Fiorito. Héctor Enrique le dio un pase en mitad de cancha. Diego empezó en su propio campo, la pisó y empezó su corrida memorable: pasó a Glenn Hoddle, Peter Reid, Kenny Sansom, Terry Butcher, Terry Fenwick y al arquero Shilton. Fueron 60 metros, 10 segundos, seis hombres en el camino y una definición de zurda para sellar el mejor gol de la historia de los Mundiales, “El gol del siglo”. Y, como si su obra maestra fuera insuficiente para emocionar a cualquier futbolero, Víctor Hugo Morales relató como nunca nadie lo había hecho. Claro, es que el Barrilete cósmico hizo magia ante 114.500 atónitos espectadores.