El drama de Michael Owen: “Odié el fútbol”

La vida del profesional no es todo color de rosa. Todo lo que sucede dentro de un terreno de juego tiene un porqué, tanto cuando se consigue un éxito como cuando no.

Michael Owen fue una figura de primer nivel mundial, una joven promesa que se hizo realidad con el paso del tiempo y que, luego de una lesión, entró en una debacle psicológica que repercutió en su rendimiento. Y así lo contó el propio inglés: “El que estaba en el campo ya no era yo. Entré en un estado mental en el que ni siquiera estaba en condiciones de pegarle a la pelota. Y entonces me escondía, me metía en zona del campo donde no estaba nunca”.

“Durante seis o siete años odié el fútbol. No veía la hora de retirarme”.

Todo surgió por una lesión en los aductores: “Ahí se acabó todo para mí. Cambié mi forma de jugar y ya no fui el mismo. En esos últimos años de mi carrera me transformé. Me horrorizaba la posibilidad de rematar cuando tenía espacios. Sabía que me había roto el aductor. Y lo peor es que mi instinto me decía que hiciera lo de siempre. Nací para ser futbolista“. Además, en diálogo con BT Sport, recordó situaciones puntuales dentro de la cancha. Reveló que, por ejemplo, cuando Steve McManaman tomaba el balón y se la podía pasar en profundidad, él pensaba que por favor no lo hiciera, que se la diera en corto.

Owen era el chico maravilla, era una de las estrellas europeas. La confirmación de todo lo que prometía se dio en Francia 1998, cuando le anotó un golazo a Argentina por los octavos de final, con apenas 18 años. En total disputó tres mundiales y dos Eurocopas, con 40 gritos en 89 encuentros para la Selección de Inglaterra.

The Golden Boy debutó en Liverpool, donde anotó 158 tantos en 297 partidos. Pasó por Real Madrid (16 en 45), Newcastle (30 en 79), Manchester United (17 en 52) y se retiró en 2013 en Stoke City (1 en 9). Obtuvo 11 títulos en su carrera y ganó el Balón de Oro en 2001.

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