Horacio Verbitsky se arrepintió por su vacunación y pidió disculpas
Este domingo el periodista se expresó sobre su accionar y reconoció sus errores.
En medio de la polémica por las “Vacunaciones VIP”, el periodista Horacio Verbitsky volvió a hablar este domingo para pedir disculpas públicamente por haber realizado un “ejercicio de privilegio” tras ser vacunado de forma extra-oficial en el Ministerio de Salud.
A la hora de anotar la categoría del vacunado, Verbitsky fue considerado como “personal estratégico”.
Sin embargo, este título queda resguardado para: “Toda persona que desarrolle funciones de gestión y/o conducción y funciones estratégicas necesarias para adecuado funcionamiento del Estado, así como las personas pertenecientes con riesgo de infección o transmisión“, y en este ítem consideran a “las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas, al personal docente de todos los niveles, a funcionarios del Estado y al personal del servicio penitenciario“.
Por lo tanto, quedó expuesto que dicha categoría funciona para justificar a aquel vacunado que no coincide con ninguna de las características antes mencionadas.
Verbitsky definió al hecho como un “error grave”, y expresó arrepentimiento: “Asumo sin excusas la parte que me toca y acepto todas las críticas recibidas, así como agradezco las tan numerosas comunicaciones de solidaridad y afecto. Sí lo hice y, sobre todo, si luego lo conté sin que nadie me lo preguntara, es porque no advertí que fuera algo incorrecto, el ejercicio de un privilegio“.
“Debo explicaciones a todos los lectores del Cohete y a quienes siguen mi trabajo y mi militancia desde hace mucho tiempo. Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas“, declaró Verbitsky en la página web “El Cohete a la Luna”, donde escribe.
“No debí haberlo consentido”, reconoció, y también admitió que este hecho “debilita el reclamo de un trato igualitario y de cuidado especial a los más vulnerables”.
Por último, finalizó: “Lo más decente que se me ocurre es reconocerlo y pedir perdón. El único consuelo es constatar cuánta gente digna y pura nos rodea y no nos habíamos dado cuenta”.
