El llamado a “tregua nacional” hecho el pasado martes 24 por la presidenta del Perú, Dina Boluarte, no tuvo efectos y, por el contrario, antecedió a nuevos choques, a más militarización y a la salida de otra ministra,
“La exigencia de los dirigentes es que la presidenta renuncie y la presidenta no quiere renunciar”, le dijo a la agencia oficial Télam el politólogo Roger Santa Cruz, en referencia a por qué no se le ve futuro a la “tregua” que, sin especificaciones, planteó la mandataria en conferencia de prensa.
Apenas terminó la presidenta su planteamiento, en varias ciudades se reactivaban las movilizaciones que empezaron el 7 de diciembre y que, en el caso de Lima, la ciudad más reticente a sumarse, completan ya una semana sin descanso.
Todo empezó con la destitución por el Congreso del presidente Pedro Castillo, quien previamente intentó disolver el Parlamento y decretar un Estado de excepción sin apoyo popular ni militar, que abortó con una reacción que puso al frente a la vicepresidenta Boluarte, proveniente de la izquierda como su antecesor.
Boluarte anunció que pretendía quedarse hasta 2026, desoyendo el clamor de elecciones generales inmediatas para Ejecutivo y Legislativo, y se alineó con la derecha. Lo que le generó un rápido distanciamiento con sus bases.