Affonso Celso Pastore: “El 2023 será un año de desaceleración en la economía mundial”
El reconocido economista brasileño estuvo en Periodismo Puro. En diálogo con Jorge Fontevecchia analizó la actualidad económica de Brasil y los problemas que deberá resolver el próximo presidente.
El economista comenzó haciendo una clara descripción del momento económico que vive nuestro mayor socio del Mercosur. “Brasil está, este año, creciendo cerca del 3%. Está por salir el reporte de inflación. En el Banco Central tienen una proyección del 2,7%. Creo que es un crecimiento increíble. Es más grande de lo que se pensaba, pero hay una alta inflación” explica Celso Pastore.
Si bien la inflación en el país vecino es alta, “las condiciones financieras son estrictas, por lo que la buena noticia es que la inflación cae, no al objetivo del próximo año, pero se está acercando”. La mala noticia, sin embargo, es que esto se produce “a costa de una desaceleración del crecimiento económico”. El decano en Economía estima que Brasil crecerá menos del 1% en 2022.
A la situación particular del país se le suma un contexto internacional poco favorable. “Hay varios países con políticas monetarias estrictas. Me refiero a Estados Unidos, que se espera que suba la tasa de fondos federales a finales de año por encima del 4%, hay una desaceleración y una guerra en Europa y hay una desaceleración en el mundo emergente, en gran parte producida por el fortalecimiento del dólar”.
Por todo esto, Celso Pastore entiende que “el 2023 será un año de desaceleración en la economía mundial y, obviamente, un reflejo negativo en la economía brasileña”. En este contexto, Brasil enfrenta una deuda pública un poco por debajo del 80% del PBI y una tasa de interés real superior a la tasa de crecimiento económico.
El entrevistado opinó que “para reducir esta relación deuda-PIB, que es necesaria para reducir los riesgos y permitir tasas de interés bajas y reanudar el crecimiento económico, se debe tener control sobre los gastos”. Según Celso Pastore, ese control de gastos es el desafío del próximo gobierno y requiere de “ese famoso marco fiscal que no está definido”.
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