Ernesto Tenembaum comparó el escracho contra Javier Milei con el de Gaturro: “No me gustan las patotas”
El precandidato a presidente por la Libertad Avanza debió retirarse del acto por el 29° aniversario del atentado a la AMIA, custodiado por fuerzas de seguridad que preservaron su integridad en medio de un episodio violento. El conductor de YAQPA lo igualó con el vandalismo a la estatua de la caricatura de Nik.
Ernesto Tenembaum hizo uso del micrófono y en el aire de este miércoles de ‘¿Y Ahora Quién Podrá Ayudarnos?’, opinó sobre una situación que ocurrió durante el acto por el 29° aniversario del atentado a la AMIA, en el día de ayer: Javier Milei se presentó en el evento como precandidato a presidente por la Libertad Avanza y debió ser retirado del lugar por fuerzas de seguridad porque se desató un escrache en su contra.
“Fue como candidato, está bien que vaya a presentar sus respetos a las víctimas, él no tuvo nada que ver con el atentado ni nada que ver con la impunidad“, observó el periodista, agregando que “lo critican por una confusión” por la que el diputado nacional luego “se retractó” al no votar ni adherir a favor de decretar el 18 de julio como Día de Duelo Nacional.
El presentador del informativo matutino de Net Tv indicó que, quien “la ligó de rebote” fue la periodista de Clarín, Natasha Niebieskikwiat, solo por el hecho de haberse acercado a saludar al economista en ese mismo momento cuando un grupo de personas se levantó en su contra. “Yo entiendo que pueda haber mucho dolor, ha habido marchas con mucho dolor a lo largo de la historia argentina y, en las últimas décadas, ni qué hablar, y no pasaban estas cosas”, expresó el conductor de YAQPA.
“No me gustan las patotas, me parecen de una cobardía y un fascismo…”, manifestó Tenembaum con notable odio, recordando el episodio de la semana pasada mientras se desarrollaba la gala de los Premios Martín Fierro y desde el sindicato, SATSAID, le gritaron “gorila” a Susana Giménez, y hasta le arrojaron botellas con agua en alusión a la sequía vivida en Uruguay, donde ella vive hace años.
En la misma línea, comparó estas situaciones con el vandalismo que sufre la estatua de la caricatura de Nik, el dibujante que manifiesta su posición política a través de su arte. “Odio cuando una patota escracha a Gaturro y lo hace pelota una y otra vez, entonces no se puede poner una estatua de un personaje querido por muchísimos chicos”, señaló.
