Una perrita salvó a su dueño de una condena de 50 años de prisión
La hija lo había acusado de abuso sexual, pero la perra se convirtió en un elemento clave para demostrar su inocencia.
La historia parece extraída de una película, pero se trata de un hecho que en realidad ocurrió. Joshua Horner, un plomero de 42 años, fue acusado por su hija de un primer matrimonio de haber abusado sexualmente de ella.
Como parte de la narración de la supuesta víctima, el hombre habría matado a su perra Lucy delante de ella, con el fin de intimidarla para que no cuente a nadie la agresión sexual que iba a cometer.
El suceso ocurrió en Estados Unidos. En abril de 2017, un jurado de Oregon determinó su culpabilidad, a pesar de no haber sido unánime el pronunciamiento. Tampoco hubo pruebas de ADN ni testigos presenciales que avalaran el testimonio de la chica.
Horner insistía en que era mentira, pero la sentencia ya había sido dictada: 50 años de prisión. A pesar de eso, decidió buscar otros métodos y entró en contacto con la organización Oregon Innocence Project (OIP), que se dedica a investigar condenas erróneas.
El hombre señalaba que la perra no estaba muerta y que habría que encontrarla para poder confirmar su inocencia.
Fue así que emprendieron la búsqueda de la mascota durante un año hasta que al fin dieron con ella. La perra estaba en el pueblo de Gearhart, al noroeste de Portland.
Lucy fue identificada por una cadena de custodia indiscutible desde el punto de vista judicial, y su aspecto era determinante. “Es un labrador negro de aspecto muy distintivo, no es de pura raza. Tiene una cabeza particular y orejas muy largas”, dijo Lisa Christon, voluntaria del Proyecto de Inocencia de Oregon.
De esta forma, Horner pudo demostrar que su hija había mentido en sus acusaciones. Entonces, el juez Stephen Forte desestimó el caso de abuso sexual y la misma fiscalía cerró la acusación contra el plomero, al quedar demostrado que la demandante había mentido bajo juramento.