Hauke Hartmann: “Los últimos diez años no han sido buenos para la democracia”
El director del Índice de Transformación Bertelsmann, que mide la calidad de la democracia, explicó en Periodismo Puro cómo se realiza la medición. El historiador se refirió también a la relación entre democracias saludables y desigualdad social.
Hauke Hartmann es historiador y politólogo. Dirige la elaboración del Índice de Transformación BTI creado por la Fundación Bertelsmann Stiftung, “uno de los think tanks independientes más grandes de Alemania”. La medición realizada por la organización alemana evalúa la calidad de la democracia, la economía de mercado y la gobernabilidad en 137 países en desarrollo.
Hartmann explica que “en comparación con otros indicadores de democracia que se centran principalmente en elecciones libres y justas, y una serie de derechos civiles básicos” , lo nuestro “es más complicado porque estamos viendo el comienzo de un proceso de democratización”. Esto significa que no evalúan un momento estático sino que “miramos al final del proceso para ver si una democracia se está consolidando o si muestra signos de desestabilización”.
Para realizar esta medición “hemos establecido siete indicadores de referencia, entre ellas, libertad de expresión, libertad de reunión, separación de poderes, derechos civiles y, por supuesto, elecciones” explica el directivo. “Si un país fracasa en uno de los siete indicadores de referencia, no se puede considerar una democracia. No se puede tener una democracia sin uno de los estándares mínimos, por ejemplo, la libertad de expresión y de prensa” agrega.
Según el análisis de Hartmann, “los últimos diez años no han sido buenos años para la democracia”. Para graficar su afirmación, el historiador señala que “cuando miramos hacia atrás los últimos diez años de procesos de transformación en todo el mundo, vemos populismo autoritario y endurecimiento de las autocracias”. Además, destaca que “ una democracia estable como Brasil declinó la calidad democrática y corre un peligro muy real de dañar su propio sistema democrático”.
En otro momento de la charla, el entrevistado reconoce que “treinta años de globalización e hiperglobalización tuvieron enormes efectos económicos y sociales en la forma en que se redujo la pobreza”. Pero, contrapone Hartmann “al mismo tiempo, la desigualdad aumentó dramáticamente”. Ante esta falta de equidad “la gente le está pidiendo a su sistema político que aborde este tema de la desigualdad social, que no se aborda adecuadamente”.
Cuando la población ve que no resuelven sus problemas cotidianos “la construcción de identidad con la religión funciona en un momento en que las personas pierden la fe en el Estado”. Si bien las religiones pueden contribuir a crear consensos, “hay muchas aristas como la sharia radical en los países árabes, versiones fundamentalistas del dogma cristiano o del hinduismo que están ganando fuerza” y que “pueden ser excluyentes y, por lo tanto, marginar a las religiones minoritarias y tener un efecto antidemocrático”, concluye Hartmann.
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